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Foto del escritorLina Vázquez

Reflexiones en torno al cine como arte y el cine de oscuridad.



Nota aclaratoria:

Este texto se escribió con furia en un afán de esclarecer conmigo misma mi postura, mis ideas y escribir un ensayo para mi último semestre como oyente en la clase de la Dra. Iliana del Carmen Ortega Vaca en la clase optativa Cine y Arte cercanías y distancias. 2024-2 sin cuya influencia y presencia esta práctica no sería lo que es hoy.


La eterna discusión de los lindes que separan al cine del arte, últimamente, ha perdido relevancia para mí. Más allá de las especificidades que cada uno posee como disciplina, hoy, considero que tanto el cine como el arte son formas específicas de expresión que puedo combinar, cortar, pegar, fundir y desdibujar en aras de alcanzar mis objetivos específicos como creadora. 


Poco se ha acogido la idea del cine como arte frente a la industria capitalista que entiende al cine solo como una forma de entretenimiento que puede proveer ganancias millonarias. Para que esto suceda se crean fórmulas comerciales que resulten del agrado del público en relación a los temas de interés que surgen en el día a día, esto se ve reflejado en las nuevas formas de contar historias. Se hace uso de la inteligencia artificial, las pantallas verdes y se ha implementado el discurso popular que promueve la inclusión de género y racial para contar historias con perspectivas “más frescas”, dando como resultado películas y series medievales con realeza afrodescendiente, un caleidoscopio multiracial en los casts y besos entre personajes del mismo género en películas infantiles de animación.


Mi postura no tiene que ver con una reprobación o aprobación de estos hechos, considero que estas tendencias son un síntoma del momento histórico en el que nos encontramos; sin embargo, estas observaciones al respecto del cine como industria me devuelven a la idea que tanto hemos discutido en este semestre sobre lo que concebimos sobre el cine como arte. 


Así como no todas las esculturas, ni todas las pinturas son grandes obras de arte, ni todos los libros son grandes piezas de la literatura universal, no todas las películas son grandes piezas de arte. Las películas son lo que son, el estatus de obra de arte se legitima a partir de opiniones de expertos, participaciones en festivales de cine, críticas, la opinión del público, premios, distinciones y demás reconocimientos así como el punto de vista de las mismas a través del tiempo y más importante quizá el concepto que tenemos de arte con el que pretendemos categorizar alguna pieza, además claro de reflejar la postura o punta de vista de algún autor.


En lo personal, no concuerdo con la idea de esperar a que se legitime mi quehacer como creadora a partir de opiniones de expertos o instituciones, cuando produzco piezas con una intención reflexiva, artística y estética, para mí, son arte. Muchas veces las piezas no son la obra, sino el proceso que lleva a su hechura, y más allá de todo, considero que, mi obra es la suma de piezas, acciones, reflexividades y enunciaciones alrededor de mi tema de investigación. 


Estas preocupaciones se me antojan secundarias y resultado de una observación externa, ya que al crear -si es que se trata de una experiencia genuina y honesta de creación- en lo último que se piensa es sobre la validez, relevancia y o en si será o no trascendente la pieza que estamos realizando en el momento para la historia del arte.


Vuelco entonces las reflexiones en torno a mi quehacer artístico pero ahora con el Cine de oscuridad.(1) Se trata de una práctica artística-cinematográfica que desdibuja los lindes entre la experiencia cinematográfica y las artes visuales con el fin de construir una imagen a partir de experiencias plurisensoriales, para así, brindarles cuerpo.



¿Es cine?, ¿Es performance?, ¿Es una acción?,

¿Quién dice que no es cine?

¿Quién se puede atrever a decir que no es arte?



Los límites se han quebrantado innumerables veces a lo largo de la historia del cine y del arte, de la danza, de la pintura y de la música. Quebrantarlos es casi una necesidad ferviente para muchxs de lxs que nos consideramos creadorxs. Cuando deja de ser suficiente la forma convencional de crear, de expresarse, cuando las herramientas necesitan un impulso que apoye nuestros objetivos, es entonces cuando lxs artistas tenemos toda la agencia para inventar nuestras propias definiciones, nuestras propias herramientas o disciplinas y transformar o romper nuestras propios límites.






Pienso por ejemplo en la cineasta ucraniana nacionalizada estadounidense, Maya Deren, quién fue una pionera del cine experimental y desafió las convenciones establecidas al explorar las fronteras del cine como arte. Esa pulsión de expresión la llevó a emplear imágenes poéticas y simbólicas para transmitir emociones y provocar reflexiones en el espectador en lugar de depender de tramas lineales y diálogos estructurados.


Deren, no solo fue cineasta también se desempeñó como coreógrafa, poeta, bailarina y además tuvo oportunidad de hacer teoría, es decir, que reflexionó sobre su quehacer como creadora en textos como An Anagram of Ideas on Art, Form and Film (1946)(2)en donde apunta que la función de sus filmes, al igual que otras formas de arte, era la de crear experiencias y en el caso de la creación de su segundo filme(3) la realidad de ese mismo debía explotar la capacidad del cine para manipular el espacio y el tiempo.



(¿No es eso lo que hacemos cuando estamos en Sum Caverna?

La misma pregunta ofende).



Conforme Deren avanza en sus reflexiones menciona también la importancia de la ritualidad en la realización de su cuarto filme,(4) y cómo la suma de estos factores demuestran el desarrollo progresivo de su filmografía. 


Es inevitable identificar mi labor con la de Deren, pues compartimos las mismas necesidades rituales, experienciales y el mutuo interés  de jugar con el tiempo y el espacio a través de nuestros filmes. 


Ahora bien, yo me posiciono como artista visual, investigadora y crítica de cine, por lo que asumo la responsabilidad y el compromiso al decir que Soma montis (2023) y Sum Caverna (2023) son mis non-imagen films.(5) Una artista puede hacer películas, una artista puede y defiende el hecho de que sus películas no necesiten una pantalla para proyectarse. 



Si bien dentro de mis proyectos han existido piezas como Intra Domum | Casa adentro (2023)(6) una pieza que describe la primera exploración espeleológica que realicé, esta sí está pensada dentro de los terrenos del videoarte, por categorizarla de alguna manera. El video fue expuesto durante mi exposición individual en Servidor Local y pudo ser apreciado en un contexto de galería, sin embargo no por haber sido exhibida en en una galería la convierte en una pieza de cine expuesto.(7)



Por otro lado, en el marco de esa misma exposición, tuve oportunidad de presentar múltiples veces tanto Soma montis (2023) como Sum Caverna (2022) y un par de esas funciones se llevaron a cabo dentro de una sala de la exhibición que junto con mi curadora Marifé Medrano Flor, denominamos el espacio de Cueva.  


La acción intencionada de llevar a cabo las proyecciones dentro de esta sala y repetirlas continuamente durante el tiempo que duró la exposición sí pueden considerarse como piezas de cine expuesto.(8)


Durante estas se lleva a cabo una retroalimentación entre lxs espectadorxs y la ejecutante o directora y se cumple una de las premisas que propone Gene Youngblood:


El espectador está obligado a crear junto con la película, a interpretar para sí mismo lo que está vivenciando. Si la información (ya sea concepto o diseño) revela algún aspecto previamente ignorado de la relación del espectador con el universo ambiente -o proporciona un lenguaje con el cual conceptualizar viejas realidades  más efectivamente-, el espectador recrea ese descubrimiento junto con el artista; retroalimenta de este modo en el entorno la existencia de un potencial más creativo, que puede a su vez ser utilizado por el artista en mensajes de elocuencia y percepción aún mayores. (9) 



Si bien muchos de lxs espectadorxs del cine de oscuridad han reservado sus opiniones al respecto de la experiencia, siempre dediqué algunos minutos posteriores a las proyecciones para conocer sus puntos de vista. Algunxs como mi querido, Diego Tamayo, me dijeron que eran incapaces de recrear el escenario de la montaña porque no la habían visitado nunca y usaron mis palabras para buscar generar dentro de sí una imagen que se acercase mejor a la experiencia, otrxs me comentaron que Soma montis (2023), la vivieron con imagenes en blanco y negro. Sin embargo, y a pesar de las múltiples variaciones de la misma experiencia y de tener una diversidad retadora de espectadorxs de todas edades y procedencias, el consenso de opiniones fue favorable: la imagen había sido proyectada en ellxs con la potencia que solo una experiencia directa, presente e irrepetible puede lograr.



¿Qué fue lo que determinó estas proyecciones como cine expuesto?


¿Por qué el cine de oscuridad es una de tantas posibles formas del arte?


El contexto de las proyecciones en una galería donde otrxs artistas de renombre han expuesto su obra, la asistencia de públicos abiertos y especializados, la misma realización de la expo y el surgimiento de las prácticas de cine de oscuridad en mi proyecto de investigación en el marco de la academia podrían parecer motivos más legítimos que mis meras intenciones de congraciar mis más grandes pasiones. 


Es entonces cuando viene a mi mente nuevamente la investigación artística,(10) puesto que desde el momento en que enfoque con esta lupa conceptual, teórica y metodológica mi quehacer como artista visual e investigadora, comprendí que efectivamente, soy afín a buscar nuevos territorios y modos de relaciones para configurar una investigación «otra» que rompa los límites de una investigación convencional que al mismo tiempo logre ser crítica consigo misma al cuestionar las formas que adquiere, los formatos que asume y los límites que muestra.(11)


Al día de hoy, mi postura como artista investigadora me permite gozar de una libertad que rompe con metodologías convencionales de creación e investigación, con las líneas del cubo blanco y la sala oscura han delimitado con rigidez desde su surgimiento y sobre todo, me permite evadir la justificación de mi trabajo. No necesito dar razones de mí proceder puesto que no considero que mi labor sea necesaria o adecuada. Eso no lo decido yo. En cambio, brindo una fundamentación teórica y reflexiva con bases que sustentan mis ideas y decisiones a partir de un análisis más profundo sin jamás poner en tela de juicio la validez de mi propia obra e investigación.


El propio Godard, hizo y deshizo el lenguaje cinematográfico como consecuencia de su búsqueda personal disruptiva, haciendo enunciaciones políticas, para reconfigurar la imagen y así probó que se pueden romper los límites del lenguaje y del mismo cine.


Yo hago lo propio, a una escala menor en cuanto a alcances, pero no por eso menos importante. Si el cine es un bebé, el cine de oscuridad apenas es un conjunto de células que esperan a ser nutridas, enriquecidas y explotadas. Quizá termine siendo una microscópica anotación dentro del mapa de la historia del cine expuesto, quizá cuando muera algún historiador encuentre mis prácticas y catalogue de una forma muy diferente mi propuesta, o no y simplemente se olvidará que alguna vez existió y se borrará para siempre de cualquier forma de historia.


Pase lo que pase, tener la oportunidad de compartirlo con mis pares y el público en general, escribir y reflexionar sobre ello en este presente, es un privilegio que mantiene abiertas las puertas de la creatividad y que, sin lugar a dudas, me permite afirmar que el cine es una forma de arte y al mismo tiempo el arte siempre puede adoptar las formas del cine.


 


(1) Propuesta transdisciplinaria desarrollada en el marco del proyecto de investigación Intra Domum | Casa adentro. Geología y genealogía de los afectos.

(2)Deren, Maya. An anagram of ideas on art, form and film. Yonkers, N.Y: Alicat Book Shop Press, 1946. p. 3

(3) At Land (1944) Maya Deren.

(4)Ritual in Transfigured Time (1946) colaboración coreográfica con Frank Westbrook y Rita Christiani.

(5)Utilizo este término para referirme a la experiencia activada de cada pieza durante las proyecciones oscuras, la imagen es proyectada a partir de la voz hacia el cuerpo del espectador, quien se encarga de dar forma a mis palabras convirtiéndolas en una experiencia de imagen encarnada.

(6)Más detalles del proyecto en https://www.paulinavazquez.com/intradomumvideo

(7) Congenio con el término cine expuesto referido en Espacio Fundación Telefónica (2011). Clase magistral de Philippe Dubois: Arte contemporáneo: cine expuesto, móvil, transmitido. Material no publicado. Recuperado el 13 de mayo de 2015, consultado el 19 de mayo de 2024. https://www.youtube.com/watch?v=Wp3SpvJVH8s

(8)Ubico la práctica de Cine de oscuridad, como un apéndice desprendido de la rama “Eventos VJ y performances visuales en tiempo real” del mapa Expanded Cinema Map basado en A.L. Rees, Duncan White, Steven Ball y David Curtis (eds.), Expanded Cinema. Art, Performance, Film. Tate Publishing, 2011, ubicándola así como parte de lo que se denomina cine expuesto.

(9) Youngblood, Gene “La red de intermedios como naturaleza” y “Arte, entretenimiento, entropía” en Cine expandido. EDUNTREF, Buenos Aires, 2012. pp 71-73 y 77-84.

(10)La investigación artística, es un campo relativamente reciente que se construye desde el cuestionamiento de su propia existencia, sin embargo, es un método que abraza mi forma de sentipensar, producir e investigar ya que es un espacio -activo- en común entre la investigación y la producción de arte que busca resaltar siempre la compartición de resultados, la reflexividad en los procesos de investigación y la cabida de todo tipo de conocimientos sin perder rigor metodológico. Calderón García, N., & Hernández y Hernández, F. (2019). La investigación Artística Un espacio de conocimiento disruptivo en las artes y en la universidad. Octaedro.

(11) ibídem.

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